Por Alberto De Legarreta (corresponsal itinerante)
En el mundo de la gastronomía en México, los eventos organizados con mucho presupuesto, chefs celebridades y ambiciosos discursos de venta no son pocos. Es por ello que cuando se anunció Mesamérica, autodenominada como «la cumbre gastronómica de México», más de uno tuvo sus dudas. ¿Qué podría aportar de nuevo un evento más de cocina?
Organizado por el Colectivo Mexicano de Cocina, A.C., Grupo Ambrosía, el Instituto Coronado y la revista Gula, con apoyo de SAGARPA, SECTUR y la Secretaría de Turismo del Gobierno del Distrito Federal, el evento claramente tenía mucha ambición de hacer una diferencia. A todos los que asistimos ayer al primer día del mismo seguramente nos quedó muy claro el valor de la nueva propuesta: Mesamérica ofreció desde el comienzo una serie de ponencias y demostraciones culinarias muy interesantes y de mucha relevancia para el estudio gastronómico, ya sea desde el enfoque culinario o desde el enfoque cultural. Un evento que pone en alto el nombre de México, pero no con adulaciones o elogios patrióticos sin fundamento, sino con un verdadero producto de calidad atractivo tanto para el público nacional como internacional.
Éste es un breve recuento de lo más relevante del día, que espero sea suficiente para que comprendan por qué me quedó claro que Mesamérica no es un congreso más y quizá, si continúa así, se gane por completo el título de cumbre. Aún nos quedan tres días más.
La cocina
Las demostraciones culinarias son un formato de exposición complejo: si no se hacen bien, pueden resultar en algo que pudo ser mejor expuesto en la televisión y no en vivo. Éste no fue el caso de las demostraciones de ayer. Los chefs Daniel Patterson (del restaurante Coi, en E.U.A.), Rodolfo Guzmán (de Boragó, en Chile) y Roberto Solís (de Néctar, en Mérida) platicaron de sus propuestas culinarias e ideológicas mientras prepararon una serie de platillos sencillamente bellos y que, aunque no pudimos probar, nos dejaron con un antojo de más.
Otros expertos cocineros como Yoshiaki Takazawa, venido desde Tokyo, o Lars Williams del Nordic Food Lab, ubicado en Dinamarca, más que preparar platillos nos platicaron sobre su metodología y su particular manera de ver la cocina. Los chicos del Nordic Food Lab exploran su frío y aparentemente inhóspito entorno con un equipo multidisciplinario que incluye científicos, antropólogos y cocineros para desafiar la frontera entre lo comestible y lo no comestible, haciendo uso de los ingredientes más insospechados (como bacterias, cortezas e insectos) para crear alimentos nutritivos y deliciosos. El chef Takazawa, por su parte, se apega a las tradiciones de respeto a la vida de su pueblo para justificar sus platillos, que hacen uso de ingredientes tan frescos que en ocasiones siguen palpitando a la vista del comensal. La matanza de animales, nos instruyó Takazawa, sólo se justifica si tratamos el alimento que resulta de ella con respeto y aprovechándolo al máximo: de este modo el animal puede renacer, más hermoso, en un platillo.
En resumen, la cocina que vimos en el primer día de Mesamérica no se limitó a nuestro país, pero en definitiva tuvo un carácter regional (más que nacionalista) muy marcado. El común denominador parece ser que los chefs quieren explotar la riqueza que les rodea, sin ir muy lejos a la hora de conseguir ingredientes, pero aprovechando técnicas de vanguardia internacional para crear platillos de apariencia sencilla pero elaboración dedicada.
La cultura
Una de mis quejas constantes, como gastrónomo, es que cuando se hable de gastronomía sólo se piense en cocina. Afortunadamente, Mesamérica no se limitó a mostrar técnicas y platillos, sino que a través de una serie de invitados de otras profesiones y disciplinas ofreció otros enfoques para el estudio de la comida, igualmente relevantes para empresarios o estudiantes.
Destacó entre aquellas la ponencia del historiador del arte James Oles, quien hizo un análisis profundo, interesante y muy bien expuesto de una serie de obras del pintor mestizo José Agustín Arrieta, quien vivió en el siglo XIX y retrató en sus bodegones la gastronomía del joven México de aquel entonces. A través del análisis, el Dr. Oles nos demostró que la cocina mexicana ha sido desde sus inicios fuertemente influenciada por otras cocinas del mundo, logrando a pesar de ello una identidad muy particular y destacada entre su gente.
Otro ponente que dio información muy interesante sobre la historia de la cocina mexicana, en particular del discurso nacionalista que hoy en día es tan evidente (que a veces se cree milenario pero en realidad no tiene ni un siglo de existir) fue el Dr. José Luis Juárez López, autor del libro «Nacionalismo culinario del siglo XX». Su mensaje principal fue hacer un llamado a la comunidad gastronómica mexicana para que la labor de investigación continúe, pero de manera seria y profesional, para evitar confusiones hechas por estudios superficiales o mal conducidos.
Mesamérica continúa…
Alberto De Legarreta es gastrónomo, estudioso del tema de la cultura gastronómica y Director de Gastronomía en Eudoxa. Pueden seguir sus comentarios respecto a Mesamérica en Twitter: @albertotensai