La puntualidad de las horas

Por Lizeth Rasán

 

Manecilla inclinada,

Resbala el tiempo

Manecilla de sentimientos. 

L.R

 

Stephen Daldry, director inglés, destaca por su trabajo en la película Las Horas, realizada en el 2002. Daldry se apoya en la extensa pericia que le retribuye su trayectoria como director de teatro como numerosas producciones en el Teatro Sheffield Crucible, en el que empezó su carrera estudiando con Clare Venables. Después realizó puestas en el Teatro Manchester Library, el Liverpool Playhouse, el Stratford East, el Oxford Stage y en los Festivales de Teatro Alternativo de Brighton y Edinburgo. De igual modo, estuvo a cargo de una serie de obras para el Teatro Royal Court, también en el Teatro Albery y en el New York Theatre Workshop, el Duchess Theatre y en Broadway. Fue director en el Teatro Gate y formó parte de la compañía Metro Theatre. Actualmente es miembro de la Junta de los Teatros Young y Old Vic y sigue siendo director asociado del Royal Court. Daldry fue profesor invitado de Cameron Mackintosh de teatro contemporáneo en 2002 en el St Catherine’s College de Oxford. Ha sino ganador de numerosos premios por su trabajo teatral tanto en el Reino Unido como en Estados Unidos.

Su ópera prima en la gran pantalla grande fue Billy Elliot, con la cual recibió más de 40 premios por todo el mundo.  Las Horas  se convirtió en su segunda realización, cuyo guión está basado en la novela homónima del ganador del premio Pulitzer, Michael Cunningham, en la cual se representan tres historias en epocas distintas: 1923, 1949 y 2001. Por un lado, una voz en off resalta el pensamiento oculto de Virginia Woolf, la escritora inglesa, mientras se sumerge en el río que arrastra su aliento. Como si se tratase de una caminata común así se despide. Durante la película vemos todo el proceso creativo de Woolf mientras decide la suerte de la protagonista de su libro titulado La señora Dalloway. Asimismo, se relata la historia de Clarissa Vaughan, en Nueva York, imitando a Dalloway, quien organiza una cena de gala en homenaje a un escritor y poeta, quien, a su vez, es honrado con una distinción literaria. Por último, la testigo de las letras escritas por Virginia Woolf es Laura Brown, desde la ciudad de Los Angeles, California, quien lee ávidamente la novela, mientras trabaja como ama de casa. Paralelamente, estas tres anti-heroínas se enfrentan a las horas, que permiten ver horneado un pastel, reunidos a los festejados en un gran festín o concluida una novela.

Daldry expone estas historias a manera de cuerda de tres hilos, entrelazada, firme, inalterable, resistente; que inicia con una preparación festiva y concluye con una despedida anunciada, como destino implacable. Su resuelta línea nos conduce por el pensamiento femenino, por el mundo de la formalidad y la furia, por la discordancia de la vida y sus actores, por el placer de pensar el momento o reducir el tiempo, languidecer las horas por el estado de ánimo de las mujeres y sus avatares cotidianos.

Para adentrarnos más en este entramado, la música compuesta por Phillip Glass juega un papel significativo logrando transmitir las emociones de los personajes: la sensación de una imagen de dolor revelado, que algo no está bien cuando es horneado el pastel por Julianne Moore. Las cuerdas marcan el estado de ansiedad que ilustra la depresión de Nicole Kidman, cuando se enfrenta al manuscrito que escribe. Luego la música presagia el fin con la muerte del pájaro en el césped. Meryl Streep se enfrenta a un augurio desconsolador frente a la ventana desierta.

Con puntualidad somos los espectadores de la concepción y trabajo del escritor, de su enfrentamiento contra sus fantasmas, logrando así atestiguar sobre el personaje en su ilusoria narración, podemos ser el protagonista del creador literario, somos sus testigos. Y la influencia de la relación: creador-creación-lector-actor es tal que las letras de la lectura son tan impactantes que se decide huir, como uno de los personajes de la pelicula tras descubrir que su vida no es tan deliciosa como pretende que lo sea, con una promesa de felicidad futura.

 

¿Todos podemos decidir frente a la marcha inexorable de las horas?, ¿podemos decidir apagar la existencia ahogándonos en el río, o lanzándonos por una ventana para romper el aire, o tomando algo tóxico que detenga el corazón, y también el pensamiento?, ¿podemos elegir vivir, huyendo?

 Quizá en la siguiente cita de Octavio Paz se halle una respuesta:

 

“El tiempo no está fuera de nosotros, ni es algo que pasa frente a nuestros ojos como las manecillas del reloj: nosotros somos el tiempo y no son los años sino nosotros los que pasamos. El tiempo posee una dirección, un sentido, porque es nosotros mismos. El ritmo realiza una operación contraria a la de relojes y calendarios: el tiempo deja de ser medida abstracta y regresa a lo que es: algo concreto y dotado de una dirección. Continua manar, perpetuo ir más allá, el tiempo es permanente trascenderse. Su esencia es el más —y la negación de ese más. El tiempo afirma el sentido de un modo paradójico: posee un sentido —el ir más allá, siempre fuera de sí— que no cesa de negarse a sí mismo como sentido. Se destruye y, al destruirse, se repite, pero cada repetición es un cambio. Siempre lo mismo y la negación de lo mismo. Así, nunca es medida sin más, sucesión vacía”.

Ficha técnica

The Hours. (Las horas).

Dirección: Stephen Daldry. Dirección artística: Mark Raggett, Judy Rhee, Nick Palmer. Producción: Scott Rudin,  Robert Fox. Guion: David Hare. Música: Philip Glass. Fotografía: Seamus McGarvey. Montaje Peter Boyle. Vestuario: Ann Roth. Reparto: Meryl Streep, Julianne Moore, Nicole Kidman, Ed Harris, Miranda Richardson. País: Estados Unidos. Año 2002. Género: Drama. Duración: 114 minutos. Compañías productoras: Paramount Pictures/Miramax.

Un comentario en “La puntualidad de las horas

  1. Pingback: Índice #30 Puntualidad « Kya!

Deja un comentario