Amo mi chullo

Por Alicia Kubliimages

Algo que de verdad amo, es mi chullo. Un hermoso gorro, que, bueno… me ha salvado de morir congelada en varias ocasiones  (por muy exagerado que suene).  ¡Mis respetos a esta prenda peruana! Nacida en las alturas desde tiempos ancestrales de  manos de artesanos en los andes peruanos, con el fin de protegerse del intenso frío de las zonas andinas.

Chullo-ch’ullu, de origen aimaraquechua– es un gorro con orejeras tejido en lana de alpaca u otros animales y en combinación con fibras sintéticas. Suele acompañarse de dibujos multicolores. La auténtica forma del chullo «peruano» remata en un cono muy angosto que sobresale de la parte superior de éste y que cuelga, y adorna la cabeza.

En cada región, sobre todo en las alturas de los Andes, existen no sólo en variedad de colores sino también en su uso que le dan en cada pueblo, sus costumbres y tradiciones, que va desde el cotidiano  quién lo ocupa. Como la función de identificar a los hombres solteros y a los casados, así  como diferenciar al poblador común de personas dedicadas al curanderismo o curacas, (curac-quechua– jefes políticos y administrativo de una comunidad (ayllu)

Los más tradicionales y representativos son de Cusco, Puno, Ayacucho, Huancavelica, entre otros.  Actualmente el chullo se ha internacionalizado a través de los turistas que nos visitan e inclusive se lucen en las más prestigiadas pasarelas de moda internacional.

El historiador Luis Repetto indica que el prejuicio contra el chullo ha sido muy grande por ser una vestimenta andina. Sin embargo, varias partes de Europa, lo usan, así como en toda América Latina.

Como verán, me declaro fan de las boinas Himalayas, pero también de estos gorros andinos. Les presento el mío.

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