Por Lizeth Rasán
Estamos en la inteligencia y confiamos a los expertos diseñar y crear haberes que de alguna manera posibilitan nuestra capacidad de adaptación al entorno social y el tan maltratado medio ambiente. Cada individuo busca asimismo su propia complacencia en forma esencial y la pretensión de obtener alguna satisfacción, que nunca es considerada exigua. Y aceptamos la organización profusa, pero no aceptamos la negligencia, al menos no deberíamos aceptarla. Y ansiamos el ingenio y la desenvoltura de la influencia de toda clase de objetos artificiales tecnológicos que organicen nuestras tareas.
Esta preparación la formamos en los niños que imitan el impulso y fomenta, en ellos y en nosotros, nuestra valiosa y vital capacidad de adaptación. Inclusive podemos describir el uso simbólico que confiere la satisfacción de nuestras necesidades, o más bien podríamos describirlas como pasiones; una clase de apetito creado, no por nosotros sino por la información que nos alimenta en el cine, la publicidad, las noticias, los rumores de la televisión, la web y toda clase de publicación. Podemos hacernos una definición de la vida por la capacidad de adaptación que todos manifestamos. Esta es una interpretación aplicable a todas las personas; pero el criterio de la adaptación se fundamenta en mantener vivo lo vivo. La contradicción estriba en que las tecnologías al servicio nuestro quedan reducidas por el fin y la funcionalidad que nos ofrecen. Los juicios éticos no son aplicables a las tecnologías, sino al uso que se hace de ellas. Un arma permite ser utilizada en distintas oportunidades: para matar a una persona y apropiarse de sus bienes, matar a una persona durante un enfrentamiento bélico en defensa propia, o para salvar una vida humana, matando un animal peligroso que la transgrede y evita preservar la vida.
Los ejemplos descritos por el cine son varios, algunos en referencia a cierto episodio y los estragos ocurridos en un tiroteo durante 1999 en la escuela Columbine High School en E.E.U.U. Elephant de Gus Van Sant (2003). El título del film se refiere a la frase inglesa an elephant in the room (¿acaso tiene cabida un impetuoso elefante dentro de una pequeña habitación?) y fue usada para apuntar los problemas desmesurados que todos desdeñamos y desatendemos a propósito, con la defensa siempre presente como un as bajo nuestra manga.
La vida cotidiana de los alumnos se esboza desde distintas líneas, permitiendo distinguir claramente los roles de los protagonistas adolescentes, que terminan conectados al estallar el infortunado siniestro. Se trata de una reconstrucción de la tragedia que hizo convulsionar a la población estadounidense y con ella al mundo.
Ficha técnica. Título: Elephant. “Elefante”. Dirección Gus Van Sant. Producción Danny Wolf. Guión Gus Van Sant. Productor ejecutivo Bill Robinson. Fotografía por Harris Savides. Montaje por Gus Van Sant. Casting: Mali Finn. Danny Stoltz. Dirección Artística por Benjamin Hayden. Reparto: John Robinson, Alex Frost, Eric Deulen, Elias McConnell. Diseño de vestuario por Marychris Mass. Dirección de Producción Jen Wall. País Estados Unidos. Año 2003. Género: Drama.
Masacre en Columbine (Bowling for Columbine), documental dirigido por Michael Moore (2002). El título es un juego de palabras ya que, en inglés estadounidense, bowling tiene más significados aparte de «jugar a los bolos», y estos son: voltear, empujar, merodear, precipitar, arrojar, desorientar, sorprender y dejar desconcertado. Así el título puede transcribirse y describir distintas conductas, por ejemplo: «Empujar a los de Columbine» o «Permanecer desconcertado por el proceso en Columbine». Nos permite realizar una reflexión acerca de la naturaleza de la violencia humana. En el documental se reconocen la violencia (en las escuelas estadounidenses), el uso de armas (en el sector civil) y la especulación en torno al miedo.
Se muestra, desde el punto de vista de Moore, cómo los ciudadanos estadounidenses viven absortos en el miedo y la ignorancia, causados principalmente por una información parcial, inadecuada, deficiente y fragmentada, muchas veces estimulada por los medios masivos de comunicación en canciones y películas triviales. Y plantea la acción conformista en la que su pensamiento elige la única alternativa que confluye y se practica indiscriminadamente por una extensiva mayoría: el uso y posesión de armas, por niños, jóvenes y adultos.
Convirtiendo así a esta sociedad militarizada y agresiva en una familia típica, que en su casa guarda una despensa muy heterogénea: desde bolsas con arroz hasta bolsas con balas, envases con leche y estuches con rifles, muchas rebanadas de jamón y muchas ideas de inseguridad y odio.
Igualmente, el documental de Moore bosqueja el uso extendido de las armas de fuego y su comercialización como parte de un proceso tan natural que cualquier persona común puede adquirirlas en un supermercado. También la presentación del documental expresa que ese tipo de idea es inculcada desde la infancia por influencia familiar: los padres muestran a sus hijos, a través del uso de los llamados juegos virtuales en la videoconsola (el playstation –o estación de juego- creada a partir de 1990, esta consola es pionera en el empleo del CD-ROM como soporte de almacenamiento para sus juegos, prescindiendo de los cartuchos convencionales. Popularmente se considera a esta videoconsola la más exitosa de la quinta generación tanto en ventas y popularidad. Se estima que en todo el mundo Sony logró vender 102,5 millones de unidades de su videoconsola).
En ocasiones, estos juegos son la única posibilidad de adaptación social entre los niños y los jóvenes, mediante la completa evasión de la realidad. Moore recalca que la sociedad estadounidense posee muchos conceptos incorrectos, por ejemplo: “Enhorabuena, ¡por tener armas eres más responsable!” o bien, “¡Si no tienes armas, eres negligente!”.
Ficha técnica. Bowling for Columbine. Título “Bowling for Columbine”, llamada “Masacre en Columbine” en México. Dirección Michael Moore. Guión Michael Moore. Will Drake. Música Jeff Gibbs. Sonido James Demer. Fotografía Brian Danitz. Ed Kukla. Michael McDonough. Montaje Kurt Engfehr. Efectos especiales Will Drake. Reparto Jacobo Arbenz, Mike Bradley, Arthur A. Busch, George Bush, George W. Bush. Paises Estados Unidos. Canadá. Alemania. Año 2002. Género Documental. Duración 120 minutos. Obtuvo distintos homenajes: -Premio del 55º aniversario del Festival de Cannes. -Premio César de la Academia de Cinematografía Francesa a la mejor película extranjera en 2003. -Oscar al mejor largometraje documental en 2002.
Las armas, los videojuegos y otras tecnologías, deben servir a la exploración de la imaginación, a la explotación de los beneficios comunes que existen de practicar la cacería en conjunto, para alimentarnos el estómago, tal vez el ego, extender su práctica a la capacidad de orientar y de ayudar a personas especiales a adaptarse; que los artefactos creados nos devuelvan la intención original para la que fueron diseñados: servirnos y ser un bien que nos resuelve nuestras necesidades esenciales. La tecnología no puede ser la causa de la destrucción en la mente, de los sueños y las aspiraciones de los individuos. La tecnología no debería acabar con la vida.
Su transición, llevada a cabo por el artefacto, de un estado inicial a un estado final debe dar un giro de intención social, de voluntad común, de deseo colectivo. Debemos prestar atención a los que reclaman desde el suelo abatidos. Pueden ser nuestros hijos o sus amigos. Debemos regular el ambiente y mantener condiciones constantes y estables que nos devuelvan un clima de evidente permanencia, autorregulación y un ajuste dinámico del equilibrio social. Cuando la función principal de los objetos tecnológicos es la simbólica, estos no satisfacen las necesidades básicas de las personas y por el contrario se convierten en medios nocivos para establecer estatus social y relaciones de poder. Están diseñados para empequeñecer, deslumbrar, asombrar, mostrar humildad frente a poderío económico.
Las tecnologías disponibles en toda cultura condicionan su forma de organización social, así como la forma de concebir e interpretar el mundo por una persona, grupo o época: la cosmovisión de una cultura condiciona las tecnologías que están disponibles y se pretende usar. La evolución tecnológica y el desarrollo social están unidos. Debe ser la tarea de todos.
No causar daño pronosticable a las personas, ni ocasionar daño innecesario a las restantes formas de vida (animales y plantas). Si podemos mejorar, debemos asegurar las condiciones básicas de vida de todas las personas, independientemente de su poder adquisitivo. La tecnología y su uso: no será represivo y deberá respetar los derechos y posibilidades de elección de sus usuarios con carácter voluntario y la consideración de los sujetos que usan la tecnología de forma involuntaria. La utilización de la tecnología no deberá tener efectos generalizados irreversibles, aunque estos parezcan a primera vista ser beneficiosos o neutros en el medio ambiente que todos los seres humanos compartimos.