Cultura y Luz

Por Orquídea Vara

No hace mucho regresé de mi corta visita a Estocolmo, disfrutando de días que terminan a las 10 de la noche, y noches que no son nada oscuras. Los primeros días me quedé con una amiga sueca, lo cual me hizo comprender un poco más de su cultura en una semana de lo que había comprendido en un año.Nuestro idioma era una mezcla de inglés con las lenguas del país de cada una y el lugar elegido para situarnos fue Handen, en Estocolmo, Suecia.
Las culturas de México y Suecia son sumamente distintas, desde tradiciones y formas de celebrar, hasta cosas tan sencillas como la ropa que nos ponemos en la misma estación del año, con temperaturas similares. Hay conductas tan simples y tan diferentes entre nosotros. Muchas de estas, creo que son a causa de la luz.
Ellos la mitad del año no tienen luz, los días son cortos, y hablo de realmente cortos: despertar a las 8 o 9 de la mañana solo para ver el amanecer y cuando menos lo esperas, mirar por la ventana a las 3 de la tarde y comprobar que la oscuridad te abraza y te come. Para ellos el verano es algo importante y luz solar, lo principal. Tienen una fiesta llamada Midsummer, la cual es a mitad del verano y celebran este día interminable. Más al norte, es un día de 24 horas, en Estocolmo, en cambio,  es como si el atardecer y el amanecer se juntaran.
Algo increíble son los pequeños detalles. Hubo un puente, y me sorprendió ver que la ciudad no se vaciaba, como la ciudad de México cuando es un puente, y todos corren a las playas, allá sólo corrían fuera de sus casa y oficinas y la ciudad de inundaba de suecos en ropas ligeras con hambre de sol. De tres capas de ropa o más en invierno, en verano usan ropa muy ligera y pequeña, y buscan el sol, siempre buscan el sol. Algo extraño para nosotros que vivimos en regiones “tropicales” ya que siempre buscamos la sombra, buscamos huir del sol tanto como podamos y evitamos quemarnos. Broncearnos está bien, en una playa y con aceites o bronceadores embarrados en la piel, pero nunca nos tiraríamos en medio de un parque, o en el pasto de un camellón a disfrutar de los rayos de ese astro. Ellos sí, incluso se ponen en bikini a tomar sol.
Los días de 24 horas en verano no son extraños para ellos, ni los atardeceres largos casi a medianoche, pero no imaginan vivir en un país sin noche eterna.
Otra cosa: los colores son interesantes. Ellos visten casi siempre de negro, aunque sea verano y sus ropas sean pequeñas. Hay muchos colores como blanco, durazno, beige, rosa pálido… no es sólo por su piel, sino por el sol. En un lugar donde no hay luz la mitad del año, se acostumbran al negro, o a colores que reflejen la poca luz que hay. México goza de muchos colores, miles, millones de tonalidades en la ropa, los objetos, las casas, los muñecos, las flores, si volteamos a nuestro alrededor, vemos color.

Así es México, tenemos un sol del que no nos damos cuenta, y disfrutamos de su luz con los colores.
Su estado de ánimo, la calidez o la frialdad de las personas, todo cambia con la luz. La luz interviene directamente en nuestra cultura, nuestra forma de vida, y nuestro estado de ánimo.
Querido lector, disfruta estos pequeños detalles y variaciones que te brinda la luz natural, sea donde sea que te encuentres, y sea cual sea tu cultura.

El Cansancio Democrático

Por Leonardo Cerero

Parece ser que con cada campaña política nueva, nuestras esperanzas políticas se agotan. Siempre es el mismo discurso prometedor y de renovación política por parte de los candidatos. Las maniobras políticas nunca cambian, como tampoco los males que acongojan a la sociedad que planean convencer. ¡Prometemos que este año  tendrá agua Iztapalapa!, pero continúan con esa carencia por años. Las campañas para la elección para gobernador del Estado de México fueron un ejemplo de esa persistente manera de convencer a las masas.

Pancartas, anuncios, espectaculares, playeras y gorras con el nombre del candidato y los colores de su partido, adornan nuestras calles en tiempos de elecciones. Nuestro país ha adoptado un sistema político democrático. En la democracia el poder reside en la soberanía del pueblo. Es decir, el pueblo tiene el deber de elegir a sus líderes.

La democracia es un tipo de sistema político que fue creado en la antigua Grecia, donde sus sociedades eran muy reducidas a comparación de las nuestras. Es muy probable que la democracia pudiera haber funcionado en una sociedad con menos habitantes. La decisión se divide entre menos personas y se puede llegar a una decisión general que convenga a todos.

Hoy en día podemos decir que la democracia es una asincronía. Es decir, que es una forma de gobierno fuera de tiempo. Pudo ser fácil aplicar esta forma de gobierno en una sociedad griega, donde existía un número mínimo de votantes Mujeres, ancianos y esclavos no votaban. Sólo los  varones jóvenes y libres.

Para encontrar la democracia en una sociedad tan vasta como es hoy la sociedad mexicana, se debería implementar otra forma de demostrar superioridad. El voto parece ser que es corruptible, corrompible y manipulable. Lo único que nos ha enseñado el voto a través de la vida política mexicana, es una y otra manera de evitar a toda costa la democracia. Confundir al votante, comprar al votante, manipular al votante, amenazar al votante, han sido formas de “democracia” que las masas han conocido.

“Táchele el que no le gusta”, les decían. “Póngase esta gorra de mi candidato y le doy una torta” nos dicen. El juego democrático no ha cambiado, solo se ha nacionalizado. Existen las viejas historias del robo de  urnas electorales, cuando  un grupo de personas, pistola en mano, se llevaban las cajas para cambiarlas por otras, llenas con votos prefabricados.  Las urnas embarazadas son antiguas en el negocio democrático, son las que llegan ya con un número significativo de votos a las casillas. El carrusel electoral consiste en que un grupo de militantes del partido visite muchas casillas el  mismo día y vote en cada una de ellas, cómo no. Es muy reconfortante saber que el mexicano ha aportado nuevas prácticas en la democracia moderna.

No podemos olvidar el fraude electoral ocurrido en 1988. Cuando Cuauhtémoc Cárdenas iba arriba en el conteo electoral para presidente de la república, parecía que era la entrada inminente de la izquierda al poder. Pero la avaricia del PRI le dio otro sentido a la democracia. Le puso el nombre de Carlos Fraude al “triunfo” priísta de 1988.

En el año 2000 muchos estaban convencidos que el objetivo central de las elecciones era derrocar al PRI. Así llegamos a la creación de otra forma democrática: el voto útil. Quiere decir que el votante no está a favor de lo que un candidato predica y ofrece,  pero está dispuesto a votar por él con tal de  quitar de la silla presidencial a un partido democrático monopolista. Es decir, preferimos unirnos en favor del candidato que presenta la mayor oposición en contra del partido monopolista. Y así es como por primera vez en la historia política de México, en el año 2000, con el triunfo de Vicente Fox, se cambia al partido de la presidencia. Se expulsa al PRI de Los Pinos.

No fue por una práctica democrática saludable, en el mejor sentido y significado que se le pueda dar a la democracia. Sino que mas bien se empleó la ventaja de «mitad más uno» para poder cambiar el monopolio democrático (otro termino acuñado en tierras democráticas mexicanas) que existía.

Ya luego para el año 2006 nuevamente nos encontramos las caras de los presidenciables. Pero esta vez parece ser que el sentimiento popular es el de seguir con el cambio y jugar saludablemente a la democracia equitativa.

Hago alusión con este término de «democracia equitativa» al hecho de que el pueblo quería que la batuta cambiara de partido nuevamente, para darle  la oportunidad de demostrar sus capacidades de gobernar. En esta ocasión, el candidato del PRD, Andrés Manuel López Obrador, parecía ser la carta fuerte de los soberanos mexicanos.

Pero nuevamente la incapacidad de democratizar los procesos electorales por parte de nuestro gobierno, nos lleva a un nuevo choque político entre los partidos inmiscuidos. Parece que otra vez el pueblo se queda con las ganas de practicar la democracia, puesto que  el partido que buscaba pureza y claridad democrática en las elecciones de 1988 (el PAN), tiene otros planes para la vida política del país. “No hay que cambiar el caballo, sólo el jinete” decía Vicente Fox con referencia a las elecciones de ese año. Cuanta razón tenía el señor Fox, solo que no contábamos con que el nuevo jinete, Felipe Calderón, ni siquiera  alcanzaría a sujetar las riendas.

La democracia puede tomar otros caminos para buscar esa veracidad de resultados que todos esperamos. Por ejemplo, en Bolivia, previo a las elecciones que ganó limpiamente Evo Morales, se llevaron a cabo acciones de inclusión democrática. Hubo brigadas de información en Bolivia que enseñaban a los indígenas de las montañas y planicies a votar.

Se dieron pláticas sobre la importancia de su participación, como también la necesidad de que participaran de manera correcta. Se hicieron simulacros de votación y se revisaron las boletas. Esta es una manera de incluir a todos los individuos pertinentes a este juego democrático. Es una vía necesaria para poder llevar a cabo unas elecciones justas y objetivas.
Cuando salgo a la calle en tiempos de elecciones y veo las caras y nombres de los candidatos, lo único que encuentro es cansancio político. Me siento cansado de sus mentiras, de sus chismes, de las propuestas que firman y que no firman. Me cansan las mismas insinuaciones de crecimiento político en su partido, de su reivindicación recurrente con cada juego electoral.

Cuando veo la propaganda que se convertirá en basura de coladera en unos meses, siento que ya no quiero creer en la democracia. Me siento cansado de ver los mismos problemas y carencias sociales que siguen existiendo por generaciones. Generaciones que han sido engañadas políticamente desde hace más de cincuenta años. Yo no te invito a que votes o a que no votes, es la primera elección que debes tomar, querido lector.

Pero  te recomiendo que estés enterado de lo que ocurre en tu país y en tu gobierno. Es bueno conocer la democracia en propia piel y sentirte contento o decepcionado por el resultado. El juego de la democracia puede ser una actividad social que te hace sentir parte de tu sociedad, pero también puede convertirse en la práctica política que te aleja de ella.

Es un juego que puede mostrarte lo insignificante que es tu poder democrático como ciudadano soberano, como también puede ilusionarte con la idea de que un buen líder llegará próximamente. Pero lo que es un hecho, es que es una práctica política difícil de llevar a cabo en una sociedad tan numerosa como la nuestra. Con tantos individuos votantes, tomando en cuenta que cada uno de ellos tiene ideas, sueños y deseos diferentes, resulta muy difícil llegar a una opción que convenga a la mayoría. Siempre existirán las minorías, las que siempre  pierden por default, y siempre habrá mayorías aristocráticas que son las que usan a la democracia como una medida de control social.

Vencidos por el Cansancio


Por Orquídea Fong

Creo que no hay nada que resulte más desesperanzador que seguir de cerca las evoluciones del patético circo que es la política mexicana. Mientras más se acerca uno, más se informa, menos optimismo se siente, más se cierra el horizonte. Yo, al menos, estoy cansada de que la historia se repita, que las mañas se perpetúen y que sólo cambien los actores.
Como muestra de cómo está el escenario, les relato una serie de andanzas de las que fui testigo directo en torno a un escandalito que se generó en la Ciudad de México.

Antecedentes
En semanas pasadas, la diputada local Edith Ruiz Mendicuti, presidenta de la Comisión de Cultura, realizó actos públicos y declaraciones que la exhibieron  como absolutamente inculta e incapaz de desempeñar su labor.
Hace tres semanas, América Pacheco publicó una carta hablando de las incompetencias de Mendicuti y le exigió respuestas a varias preguntas que hacía en su texto, publicado en la sección “Plumaje”, del blog Animal Político. Las respuestas de Mendicuti fueron soberbias e insuficientes. El asunto tomó más impulso y varios periodistas hablaron del tema en sus columnas.
El 18 de junio se creó el grupo de Facebook “A que juntamos 1 millón de firmas para que renuncie Mendicuti”, que actualmente tiene mil integrantes. El 20 de junio se pensó en redactar una carta con la exigencia “Justificación o Renuncia” y se hizo y se solicitaron firmas vía internet. Alguien, no recuerdo quien, propuso que se creara el hashtag de twittter #FueraMendicuti y se divulgara. La iniciativa tomó vuelo y el tema tomó relevancia en las redes sociales.

Los efectos inmediatos


A los dos días más o menos de iniciada la actividad en el grupo “1 Millón de Firmas”, empezaron a pasar cosas interesantes y que nos dejan en claro que esta iniciativa molestó, y molestó mucho.
Lo primero que pasó fue que la cuenta de twitter de Mendicuti publicó que: “Pronto se sabrán cosas que los medios dirán nunca” y que traducimos como “Pronto se sabrán cosas que los medios no dirán nunca”.  No sabemos aún a que se refiere, pero llamó la atención. Y de ahí siguieron diversos eventos. Claro, Mendicuti dijo muchas más cosas, pero solo mencionaré esto.
Después de eso, desde diversas cuentas en twitter de usuarios desconocidos, se cuestionó a algunos actores de la iniciativa como Luis Muñoz Oliveira y América Pacheco, se lanzaron insultos y descalificaciones y se les saturó con links a notas políticas que en esencia, tenían el común denominador de exhibir, criticar o denostar a la diputada perredista Alejandra Barrales, presidenta de la Comisión de Gobierno de la Asamblea Legislativa del Distrito Federal y, se dice, aspirante a ser jefa de gobierno del DF para el siguiente sexenio. Eso nos llamó la atención.

Cuenta @baulroto y amenazas

El hecho más grave, para nosotros, quienes hemos estado participando en debates dentro del grupo de facebook y retuiteando el tema #FueraMendicuti, fue cuando, desde la cuenta de twitter @baulroto (creada la semana pasada) se subió a twittpic una foto de América Pacheco con su hijo pequeño.
No sabemos de dónde tomó esta persona la foto, pero la subió a SU cuenta con un comentario dirigido a América: “Tienes un hijo bonito, ¿Cómo serán los hijos de @edith_mendicuti?” Sobra decir que América y todos sus amigos vimos en dicho comentario una velada amenaza a la integridad del hijo de ella. Si no es una amenaza, entonces es una burla cruel, y como sea, es inadecuado y califica como acoso.
El miércoles 29 de junio, América Pacheco publicó una denuncia en el blog Animal Político y en el periódico Milenio.

Otros momentos de acoso


Desde varias cuentas de twitter y facebook, usuarios desconocidos han estado bombardeando esta sencilla iniciativa ciudadana que no tiene otro objeto que hacerle ver a los diputados que son nuestros servidores y no monarcas con derecho absoluto.
Desde la cuenta Machomexicano1, por ejemplo, se le dijo a Luis Muñoz Oliveira que lo único que buscaba era ganar “hueso” y la propia Mendicutti lo acusó de estar recibiendo línea, aunque no dijo de quién.
En el grupo de Facebook, la noche del 28 de junio, un grupo de 50 o 60 personas se integraron repentinamente, en un lapso de 5 minutos y se dedicaron a postear graves insultos en contra de Mendicuti. Es un truco muy viejo: ellos ofenden como si fueran parte del grupo, para que existan elementos para acusar de difamación o calumnia.

Cansancio


Desde que tengo uso de razón, vengo oyendo sobre la existencia de la corrupción y he visto pasar no sé cuantas campañas para desterrar la corrupción de la política, he oído a los políticos llenarse la boca de palabras como “pueblo”, “bienestar social”, “lucha contra la pobreza”, “mejor calidad de vida”, y más, mucho más.
La política mexicana—creo que la de cualquier país, de hecho—es un medio muy particular, muy peculiar. No cualquiera destaca, pero sobre todo, no cualquiera soporta. Yo lo veo como estar sumergido permanentemente en un canal de aguas negras. Todo es engaño, turbiedad, hipocresía, dobles o triples sentidos, palabras dulces y acciones crueles. No es de sorprender que el ciudadano promedio no quiera enterarse de lo que hacen sus gobernantes.
Es que cuando uno pone atención a cada acción del presidente, secretario de Estado, diputados o senadores se da cuenta de su manejo chueco, de su actuación fallida, de su cinismo y desvergüenza al tiempo que queda la clara impresión de que muy poco se puede hacer. De ahí que se prefiera mejor evadirse.
Es un error, lo sé, pero es una reacción de lo más natural. Los políticos cuentan con que la gente seguirá la humana tendencia a divertirse y pasársela bien. Con que una persona prefiere mil veces el fútbol a presenciar una árida sesión parlamentaria a través del Canal del Congreso.
Y cuentan también con que, si de repente surge un grupo de locos que alcen la voz, existen medios de hacerlos callar: el desprestigio, el troleo o el porrismo, la compra de voluntades y en casos muy señalados, la desaparición o el asesinato.
Sin embargo, hay un espacio limitado de acción que puede conseguir mucho peso: los medios de comunicación.
Los políticos, vanidosos en su mayoría, ávidos de aplauso y aceptación, son extremadamente sensibles a lo que los medios digan de ellos. De ahí que en estos tiempos de foros cibernéticos, blogs y redes sociales el poder del ciudadano, sentado en su escritorio, protegido tras el anonimato, pueda crecer, si se tiene la perseverancia y la inteligencia.
Usemos nuestro poder. Que no nos venzan por cansancio.

Trabajo Agotador

Por Vanessa Puga

El tema es cansancio. Muchos pensaron en poner “Estoy demasiado cansado para escribir acerca del cansancio”. Cosas que nos cansan hay miles: la escuela, el estudio, la vida agitada de la ciudad, trabajar. Infinidad de trabajos. Aunque a veces creo que no nos damos cuenta de muchas cosas, por ejemplo, de que a nosotros, con computadora e Internet no nos va tan mal. No nos cansamos tanto como otros con trabajos más rudos.

Empero, ¿quieren conocer un trabajo cansado? Ser madre. No que ser padre no sea cansado, pero ser madre es extenuante. Curiosamente, de menos en mi experiencia, las gratificaciones son enormes, así que la mitad del tiempo el cansancio no se siente.

Hay que tomar en cuenta que ser madre (o padre) no es sólo dar vida: es educar, criar, formar. Se dice que hay dos tipos de educación: la natural y la artificial. Y la más crítica de las dos es la natural, pues es la primera a la que nos enfrentamos: la educación en casa. La artificial, la de la escuela, ya está más sistematizada, pero de nada sirve si el niño no viene con un marco referencial, valores, límites establecidos dentro de la educación natural.

Y esto no es un trabajo fácil. Un hijo es demandante pues es un ser totalmente dependiente y, encima de todo, es una esponjita ávida de estímulos. Aguas con andar diciendo “Demonios” o “Maldita sea” a diestra y siniestra, a menos de que quieran que un bello kindergardeano lo repita como si tal cosa. Enseñarles que hay una razón para todo es bueno… hasta que uno se cansa de contestar el “¿por qué?” por enésima ocasión y dice “Porque lo digo yo”  ya que el pequeño puede responder felizmente “Esa no es una razón”. A ver, díganle que no. ¡Ja! ¡Touchè!

A eso hay que agregarle cosas como las enfermedades. ¿Se imaginan lo que es pasar una o dos noches en vela cuidando a un niño con insomnio porque tiene varicela y la comezón no lo deja dormir? Estar cambiando compresas frías toda la noche para tratar de darle un poco de paz y sosiego a un pequeño que no entiende por qué su rostro está lleno de pústulas y lloró en la tarde porque al verse en el espejo del baño pensó que nadie lo iba a querer otra vez pues se veía medio monstruoso con tantas ronchas pustulosas e infectadas.

Ser madre cansa de tanto partirte el corazón. Aunque por un hijo uno lo pega y repega cada vez que es necesario. Uno se cansa de ver triste a su hijo, de no poder darle todo lo que quisiera. Peor aún cuando, con su candidez infantil, dice cosas como “Yo sí te amo, mami, y por eso no quiero que estés triste”.

Cansa tener que estar en un trabajo, lejos de los hijos, de su crianza, perderse los primeros pasos, las primeras palabras y los primeros logros porque se necesita el dinero para sacarlos adelante… aunque se sabe en el fondo que lo que necesitan en verdad es amor y cariño.

Cansa mantener todo en orden: la casa ordenada (“¡que guardes los juguetes de una vez!”), los platos limpios (“déjalo en el fregadero”), la ropa lavada (“echa eso en la ropa sucia”), ganar un sueldo y encima de todo hacer a un pequeño feliz.

Cansa el escuchar la voz incesante del pequeño que apenas descubrió el poder de las palabras y las repite como loro. Cansa que todo el tiempo quiera ver la televisión y que ceda tan fácil ante las tácticas de la mercadotecnia.

Pero… ¡oh, sí, hay un gran y valioso pero! Todo se olvida en el momento en que llega con una sonrisa tierna y pícara, a hundir el rostro en el regazo mientras uno está frente a la computadora tratando de escribir un ensayo para llegar a la fecha límite de entrega y publicar en la revista… y, con el rostro hundido y los bracitos apretando las piernas fuertemente, sale un sincero “Te amo, mami” y todo el cansancio se viene abajo y la vida vale oro.

Historias de Cansados


Por Alberto De Legarreta

Una vez conocí a un niño que se cansaba de todo. Se cansaba de reír, de llorar, de saludar a sus multitudinarios parientes, de lavarse el cabello, de cepillarse los dientes, de levantarse en las mañanas para ir a la escuela, de las tareas y, sobre todo, de las maquetas.

Alguna vez escuché decir a una señora que dormir era aburrido. No quería ir a su casa, ni siquiera cuando su trabajo había terminado, ni cuando su horario se había extendido por horas, ni porque no se le pagaba tiempo extra. Parece que se cansaba de descansar, sola en su hogar.

Conozco a una señorita que se cansa de descansar, también. Se siente incompleta cuando no anda en friega, se siente inútil si se permite un día de relajación, pero se cansa también de no tener ningún momento para ella misma. Cosa extraña, pues parece que el mal hábito de no detenerse lo adquirió cuando no deseaba tener un tiempo a solas. A ella sí le gusta dormir, y por ello no considera que sea aburrido.

Conozco a un hombre incansable… que terminó en el hospital por no descansar. Su abuelo fue su mal ejemplo. Él verdaderamente era un hombre imparable que trabajó mas de 70 años de su vida y cuando acariciaba el siglo se quejaba amargamente porque «se cansaba». Su gran corazón nunca se cansó en realidad: murió asfixiado.

Hace poco vi una película de un hombre que sólo dormía, cansado de todo, cansado siempre. Dormir, comer y dormir. Un peso inmenso pero inexistente le pesaba y terminaba agotándolo diariamente. Depresión. La enfermedad del siglo XXI, dicen. Cansado de todo ello, enloqueció, pero luego se cansó de eso también.

Estoy leyendo un libro sobre un chef que habla de otros chefs. Los describe como inagotables, como locos que no detienen su crecimiento ni un instante, emprendedores o conquistadores incansables. Luego demuestra que todo ello es un mal necesario, un crecer o morir, una falla en el plan. Probablemente estos empresarios no se dan el tiempo para cansarse porque si se detuvieran un momento, se darían cuenta de lo cansado que es lo que hacen.

Conozco a una mujer que está cansada de no poder descansar, a quien le gustaría tener un momento para respirar pero piensa que no puede darse el lujo. Piensa que nadie se ocuparía de «las cosas», que nadie siquiera se preocuparía por ello. No se cansa de decirse que ella puede, que ella debe seguir adelante, que de ella dependen todo y todos, ni siquiera cuando su cuerpo está colapsando por el estrés, reclamándole.

Una vez leí la historia de un guerrero que, como la joven, tenía un deber importante, demasiado importante, heredado de su clan, de su tradición. La misión era todo, siempre mirando al siguiente objetivo. Un día un joven monje logró detenerlo un instante, suficiente para pensar, tan solo un instante, suficiente para que se diera cuenta de algo inesperado: estaba cansado, tan cansado…

También conocí a un mexicano que estaba cansado de su país, de su ciudad, de su gente. Cansado de la corrupción, de la falsa y absurda democracia, de la total mediocridad reinante. Cansado hasta más no poder de las malas noticias, de la falta de esperanza, de las barreras aparentemente infranqueables. Quería hacer algo al respecto pero después al tratar de buscar simpatizantes para su causa, descubrió que ya todos estaban muy cansados de quejarse y nadie quiso hacer nada.

¡Ah!  Y acabo de recordar el caso de un amigo que disfrutaba en demasía del ejercicio físico: practicaba gimnasia. Admiraba mucho a su entrenador, quien le había enseñado el funesto (en mi opinión) adagio de «¡Que descansen los muertos!».

Según veo, me sobran historias de cansancio. Todos nos cansamos por diferentes motivos, pero no parece que hagamos mucho al respecto. ¿Será que en verdad tenemos pensado permitirnos descansar hasta que la muerte lo permita?

Índice #28: Cansancio

#28 Cansancio

Ensayo

Historias de Cansados ensayo por Alberto De Legarreta
Trabajo agotador ensayo por Vanessa Puga
Vencidos por cansancio ensayo por Orquídea Fong
El cansancio democrático ensayo por Leonardo Cerero
Cultura y Luz ensayo por Orquídea Vara
El Cansancio en la Pintura ensayo por Lizeth Rasan
El Cansancio ¿síntoma o enfermedad? ensayo por Lizeth Rasan
Ser vagabundo ¿ser libre? texto por Estefanía Castro

Cine
Reverón reseña de cine por María Alejandra Cabello

Música

Gloss Drop reseña de música por Alberto Escobar

Literatura
Ego es femenino relato por Carmen Banhart
Hasta las últimas consecuencias minificción por Patricia K. Olivera

Fotografía

Historias de Concreto serie fotográfica por Sonia Carolina

De nuestro Ronco Pecho

La Papa en los Tips del Chef Luis Aranda