Por Vanessa Puga
Síguela en: @Nereavpv
“Me encanta no saber. Me mantiene alerta”
Décimo Doctor de Doctor Who (David Tennant) en “Los fuegos
De Pompeya” (Capítulo 3, Temporada 4)
Como madre y como maestra, me ha tocado en varias ocasiones encontrarme con personas que no se atreven a preguntar. No los culpo, generalmente una de las edades temidas cuando los pequeños están creciendo es la del “por qué”, esa edad en que sale el pequeño filósofo que todo ser humano lleva dentro y hace que los niños pregunten interminablemente. Los padres suelen acabar desesperados y terminan con un tajante “Porque así es”, “Porque yo lo digo”, “Porque sí” o “Porque no” y acaba la discusión. Lo irónico del asunto es que los maestros acaban perplejos y frustrados cuando en la educación media y superior al preguntarles a los alumnos sus opiniones o sus preguntas se enfrentan con un silencio sepulcral.
Poco a poco vamos matando la curiosidad con la que nacemos y ello provoca una pasividad que desemboca en desidia. Yo he procurado en mi transitar por la vida académica y en la vida personal, mantener viva la curiosidad. Si mis alumnos me hacen mil preguntas, se las respondo. Si mi hijo me interroga, procuro tenerle paciencia y ayudarle a mantener viva esa curiosidad.
Decía Einstein que “todos somos ignorantes, sólo que ignoramos cosas distintas”, y estoy muy de acuerdo con él. Es precisamente por eso que yo prefiero decir “No sé” y averiguar a ponerme en el plan de saberlo todo. Creo que la peor ignorancia en este mundo es la auto-impuesta, ya sea por desidia o por temor a quedar como tonto. Hace poco alguien se rió de mi expresión “Desbúrrame”. Es una expresión que uso comúnmente, puesto que estoy muy consciente de que sin importar mi grado académico, mis lecturas y mi curiosidad no lo sé (ni lo sabré jamás) todo.
Por eso la frase con que abro este texto me pareció una de las mejores que he escuchado recientemente. El no saber nos mantiene alerta, siempre y cuando seamos curiosos. Ponernos en el plan de “Ya lo sé” es peor que en el plan de “No sé, pero me da miedo preguntar”. Creer que lo sabemos todo mata la curiosidad de una forma contundente, mientras que el tener miedo a preguntar sólo la adormece. A veces me da la impresión de que el miedo es más sorteable que la soberbia.
El punto importante es que, para transitar por esta vida, más que nada hoy en día en la época de la información desbordada y veloz, es más que necesario mantener viva la curiosidad. No debemos caer en la desidia de ya saberlo todo o de —peor aún — perder la capacidad de asombro. Aprender a mantener la mente abierta, capaz de sorprenderse, es vital en el hoy en día que nos pide creatividad. Ser creativo va de la mano con el ser curioso. Ser creativo es poder resolver problemas de forma ingeniosa. Le dicen “pensar fuera de la caja”, pero me gusta más pensar en desechar la caja. Ser un tanto infantiles, si gustan, pensando en esa capacidad de asombro enorme y en esa curiosidad cuasi eterna. ¿Cuándo fue la última vez que admitieron no saber y preguntaron hasta saciar la curiosidad? ¿Cuándo fue la última vez que vagaron por ahí y entraron a un lugar, sólo por la curiosidad de ver cómo es por dentro?
Quiero invitarlos en este primer mes del año a que cambien un poco su visión, a que pregunten más y se asombren más. A mantenerse alertas ante lo que el mundo les presenta. Y para que no digan que los mando a la guerra sin fusil, les doy dos recomendaciones.
Cómo ser un explorador del mundo(Keri Smith)
Este libro es más un juego, un álbum a ir llenando con las experiencias propias. Keri Smith se caracteriza por quitarle lo sacro a los libros e invitar incluso a romperlos en pos de abrir la mente y mantener el asombro. Los límites los pone uno mismo. Si bien varios de sus libros los edita Penguin (en inglés) y se consiguen en librerías como El Péndulo y The Bookshop, recientemente Fondo de Cultura Económica lo trajo en español. Pueden ver detalles del libro acá: http://www.fondodeculturaeconomica.com/librerias/Detalle.aspx?ctit=999396R
Lo que los adultos pueden aprender de los adultos
Para recordar mantener viva la curiosidad y ese afán infantil de saber, vale la pena escuchar a los niños. Por eso, les dejo este video que a mí siempre me ayuda:
Y ustedes, ¿qué recomiendan para mantener viva la curiosidad?